Representantes de las organizaciones Acceso y Wayuu Tayá recorrieron la Casa de Paso Divina Providencia en Villa del Rosario para observar la atención de más de 5.000 migrantes que a diario reciben alimentos y atención médica preventiva.
Entre los asistentes estuvieron el empresario y filántropo canadiense Frank Giustra, fundador de Acceso, y la actriz venezolana Patricia Velásquez, presidenta de la fundación benéfica Wayuu Tayá, quienes se conmovieron por la dura realidad de los miles de migrantes que cruzan Cúcuta por un mejor porvenir. Ambos visitaron las instalaciones del albergue, conocieron de primera mano el apoyo del voluntariado a la población migrante y escucharon las dramáticas historias de las personas afectadas por la crisis económica y social de Venezuela, que –según la ONU- ya supera los 4,6 millones de ciudadanos que han abandonado ese país, y de los cuales casi 1.8 millones está radicado en Colombia.
Experiencia
Giustra señaló que ha trabajado en el tema de refugiados en Siria y estuvo en Venezuela en la década de los 90. “Conocí ese país y he invertido y trabajado en otros programas de alimentación en Colombia para atender a la población vulnerable (…) Es desgarrador ver lo que está ocurriendo y estamos buscando que los productos de pequeños agricultores presten una asistencia a los migrantes. Ya hemos entregado desde abril del 2019 unas 500 toneladas de alimentos y nos da satisfacción que estos productos lleguen a las manos de los necesitados”, indicó el empresario.
Sostuvo que “es una tragedia encontrar una madre soltera, con dos hijos, que solo tiene una ración de comida al día, esto toca el corazón y motiva a buscar más personas que colaboren con ellos”.
Por su parte la modelo venezolana, Patricia Velásquez, conversó con las familias de paso en esta casa y les reiteró que esta situación pasará. “Gracias a Dios hay gente acá en Colombia que nos está ayudando (…) Es muy valiente pronto todo lo que están haciendo y sé que muy pronto todo esto poco a poco va a pasar y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para aligerar la carga que tienen”, aseguró la actriz después de escuchar la travesía de una familia venezolana.
Testimonio
Giovanna Escalona llegó a Cúcuta hace 15 días. Es una docente migrante venezolana, madre de Samuel y Alejandro, de 3 y 4 años, respectivamente. Sentada en la mesa de la casa donde consumió su almuerzo junto con otros familiares, la mujer estimó que el cierre de este albergue sería “terrible”.
“Solo comemos una vez al día, antes hacíamos las tres comidas diarias. Aquí les dan colados a los bebés. Esta casa ha sido una bendición para nosotros porque los niños no los podíamos alimentar bien. Creo que si cierran esto (Casa Divina Providencia) sería terrible para muchas familias que buscan una ayuda de cómo mantenerse por tanta hambre que hay. Los trabajadores que aquí nos colaboran son increíbles, estoy muy agradecida personalmente”, relató la profesora caraqueña, de 44 años.
Escalona no descartó permanecer en suelo colombiano y mencionó que lo más preocupante para ella es lograr el ingreso de sus hijos en una escuela oficial colombiana. “Si me tengo que quedar, me quedo. Estuve buscando cupo (escolar) para mis dos hijos por aquí cerca, pero no conseguí, no me dan garantía de que se los aprueben, me pidieron copias para los documentos de todo lo relacionado con la inscripción, pero la verdad es que no tengo ni un solo peso para costear esas cosas que son tan básicas”, señaló la maestra.
Lamentó que su esposo se quedara en Venezuela porque él aún mantiene la esperanza de que la situación mejore y puedan recobrar su vida de antes. Sin embargo, luego de su separación, ella tomó la decisión de marcharse con sus dos hijos sin que él se opusiera.
“Me vine por ellos para luchar por ellos y sé que aquí en Colombia o en otro país podremos salir adelante, y gracias al empuje de estas organizaciones sabemos que muchos venezolanos podremos alcanzar nuestro sueño de recobrar la vida digna que teníamos antes. Esto va a cambiar pronto”.
Programas
Desde abril de 2019, Acceso lanzó el programa de alimentación para los refugiados venezolanos mediante el cual dona productos comprados de los agricultores a sus socios locales Abaco, World Central Kitchen y la Fundación Wayuu Taya para apoyar sus programas de alimentación en Colombia y Venezuela.
El negocio ha apoyado el suministro de más de 4.3 millones de comidas hasta la fecha a 251.000 venezolanos en 45 cocinas locales en Cúcuta y Pamplona, en el departamento de Norte de Santander, Barranquilla y Atlántico, Riohacha en La Guajira y en los municipios Mara y Jesús Enrique Lossada en el estado Zulia, de Venezuela.
La asociación tiene la particularidad de que su programa crea oportunidades económicas para la red de agricultores colombianos marginados, y al mismo tiempo alimenta a migrantes y refugiados. Desde su constitución en 2015, los ingresos de Acceso se situaron en 2.4 millones de dólares, con 47 empleados directos, 22 a través de procesamiento comunitario (85% mujeres) y se han beneficiado más de 1.200 pequeños productores.