Mayerlín Vergara Pérez, cartagenera enraizada en La Guajira colombiana, ha consagrado su vida a defender a la niñez colombiana, y a rescatar a niños, niñas y adolescentes explotados sexualmente y víctimas de trata, muchos de ellos refugiados.
Maye, como cariñosamente la conocen, ha sido ganadora del Premio Nansen para los Refugiados 2020, un galardón humanitario otorgado anualmente por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Esta abnegada educadora colombiana ha entregado más de 20 años a la niñez del país. Como coordinadora regional para La Guajira de la Fundación Renacer, ha dedicado más de dos décadas de su vida a ayudar en esta organización sin ánimo de lucro de Colombia a alcanzar su objetivo de erradicar la explotación y el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes.
Fundada hace 32 años, la organización ha asistido a más de 22.000 infantes y adolescentes sobrevivientes de explotación sexual comercial y sobrevivientes de otros tipos de violencia sexual y de género.
“Personas como Maye representan lo mejor de nosotros. Su valentía y entrega desinteresadas para rescatar y proteger a algunos de los niños y niñas más vulnerables del mundo son nada menos que heroicas”, dijo Filippo Grandi, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
“Ella encarna la esencia de este premio. Su dedicación inquebrantable ha salvado la vida de cientos de niños y niñas refugiados y les ha devuelto la esperanza de un futuro mejor”, añadió.
Durante estas dos décadas, Maye ha realizado un trabajo extraordinario, a menudo arriesgando su propia seguridad, para rescatar a niñas y niños que son víctimas de la explotación sexual y la trata, recorriendo a pie las calles de pueblos y comunidades en el noreste de Colombia donde operan los traficantes y tratantes de personas.
Maye dirige un dedicado equipo en la Fundación Renacer, que trabaja en estrecha coordinación con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
Al denunciar los abusos de los que ha sido testigo, ha hecho llamados a la sociedad civil, a las autoridades colombianas y al sector del turismo (que es un terreno fértil para la explotación sexual y la trata de personas en el país) para que garanticen la protección de los menores.
“La explotación sexual tiene un enorme impacto en la niñez, emocional, psicológico, físico y social”, explicó Maye. “Vemos niñas que sienten que sus cuerpos no les pertenecen. Sus cuerpos han sido tan maltratados, tan abusados, tan explotados que se sienten alienadas de esos cuerpos, como si no les pertenecieran”.
Gran contribución
En 2009, el incesante activismo y cabildeo de Maye contribuyeron a la adopción de dos medidas legislativas históricas.
La Ley 1329 estableció una pena mínima obligatoria de al menos 14 años de cárcel para las personas condenadas por facilitar e instigar a la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Mientras que la Ley 1336 puso la mira en los propietarios de establecimientos que permiten la explotación sexual de niños y niñas en sus instalaciones.
En 2018, Maye dejó su vida en Cartagena y se mudó a Riohacha, en la frontera de Colombia con Venezuela. Su traslado se produjo a raíz de una misión de reconocimiento a La Guajira, durante la cual ella y otros miembros del equipo de la fundación identificaron a cientos de niños que estaban siendo explotados sexualmente.
El área ha experimentado un aumento en la explotación sexual infantil entre la población refugiada y migrante que huye de la actual crisis política, socioeconómica y de derechos humanos del vecino país y al menos la mitad de los niños y niñas identificados por el equipo eran refugiados y migrantes venezolanos.
Después de haber visto de primera mano la desgarradora realidad de estos niños y niñas en Riohacha, el equipo supo que tenía que actuar. Maye se ofreció como voluntaria para asumir la enorme tarea de montar un hogar de rehabilitación en Riohacha.
Este espacio seguro ofrece un programa diario repleto de terapia de conversación, sesiones grupales y actividades educativas proporciona a los niños y, al mismo tiempo, les brinda las herramientas y el tiempo que necesitan para procesar su trauma. Un equipo de más de una docena de profesionales, entre docentes, una sicóloga, una trabajadora social, una nutricionista y una abogada, están disponibles para guiarlos en su proceso de recuperación, que generalmente toma alrededor de un año y medio.
En su primer año de actividad, este nuevo hogar brindó un espacio terapéutico seguro para 75 niños.
La Fundación Renacer es una organización colombiana sin fines de lucro fundada en Bogotá en 1988 por la sicóloga Luz Stella Cárdenas. El Centro de Atención de la Fundación Renacer en La Guajira se estableció en abril de 2019.
Según datos proporcionados por las autoridades colombianas, entre 2015 y 2019, el número de víctimas de trata de personas en el país aumentó en un 23%. Ese aumento se debe, en parte, a la afluencia de refugiados y migrantes venezolanos al país.
El premio
El Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR rinde homenaje a quienes han prestado servicios excepcionales a las personas desplazadas por la fuerza. A lo largo de los años, más de 82 personas, grupos u organizaciones han recibido el premio por su inquebrantable dedicación sirviendo a los refugiados y su destacada labor en favor de las personas desplazadas por la fuerza o apátridas.