Desde hace cinco años, Mary del Carmen Caldera llegó a Colombia luego de ser perseguida políticamente cuando aún se encontraba en Yaracuy, Venezuela.Su cambio de ideología, generó que le retuvieran su título universitario y que incluso dejaran de venderle alimentos para ella y sus familiares, generándole una crisis financiera que la obligó a salir de su país.
Caldera es una de las primeras personas en obtener la condición de refugiada en Norte de Santander, la cual comparte con sus hijas y ha sido una de sus mayores felicidades.
“Cuando tuve el pasaporte en mis manos lloré, pero no era un llanto de tristeza por lo que dejaba atrás, sino de felicidad por esta nueva oportunidad”, indicó de manera emotiva.
Su gallardía para enfrentar las adversidades, la convierten en un ejemplo de integración y a su vez de humanidad, porque a raíz de su situación, comprendió que su camino era seguir ayudando a personas que, como ella, desean encontrar un hogar lejos de la crisis socioeconómica que atraviesa Venezuela.
Actualmente, se encuentra liderando actividades en pro de la población migrante, en especial mujeres y niñas, para prevenir las Violencias Basadas en Género (VBG), y así crear ambientes sanos en los que puedan desarrollarse libremente.
En su paso por la capital nortesantandereana, se ha ganado el cariño de las personas que la han conocido y podido ver el cariño y entusiasmo con el que trabaja, por las cosas en las que cree y espera poder aportar a la comunidad que la recibió con las puertas abiertas.
Frente a esto, en diálogo con La Opinión, Caldera dejó en claro que “acá es donde encontré un hogar que, aunque está lejos de donde nací, es donde pude reconstruir mi proyecto de vida y brindarle mejores condiciones de vida a mis hijas, que son mi motor para seguir”.
Pero también comenta que “para apoyar a la población migrante, se necesita más inversión en la parte de empresas, que puedan brindar empleos dignos y así cada persona migrante pueda costear sus necesidades básicas”, como una forma de que más personas logren lo que ella.
Hasta el momento, Cúcuta sigue siendo sinónimo de oportunidad para Caldera y con su trabajo y el de más personas, espera que así siga siendo para muchas más personas que buscan una mano amiga.