El béisbol, el deporte rey de Venezuela, no solo tiene un gran reconocimiento a nivel mundial, sino que la expansión de su práctica le ha permitido llegar a Colombia donde cientos de comunidades de las que hacen parte niños, niñas y adolescentes, disfrutan hoy de esta disciplina.
Por supuesto, la frontera nortesantandereana, por su ubicación geográfica, le ha permitido la entrada de diferentes costumbres en favor de las comunidades de acogida y de migrantes que tras su proceso migratorio a Colombia, encontraron en la enseñanza de este deporte la forma de entrar en los hogares de la ciudad de Cúcuta, y transformar la vida de cientos de jóvenes.
Francisco Suárez, un ciudadano venezolano y artífice de la iniciativa de enseñar béisbol en Cúcuta, conformó la academia con la que le brinda la oportunidad a niños, niñas y jóvenes de practicar este deporte de manera gratuita y gracias a un trabajo de voluntariado.
Francisco, de padre colombiano y radicado en Norte de Santander hace 13 años, abrió la escuela de béisbol en el 2017. “Vimos que en esta ciudad, siendo fronteriza con Venezuela, había mucho talento para el deporte y quisimos implementar el béisbol. Por fortuna ha tenido mucha acogida por parte de los cucuteños, tanto de los niños y adolescentes como de los padres de familia y todo el pueblo colombiano”, indicó.
“No todo es fútbol”
Los jóvenes que hoy integran la escuela, tanto colombianos como venezolanos, saben que la práctica frecuente de este deporte les brinda bases fundamentales y oportunidades que pocos tienen. Pues el béisbol, a diferencia de otras disciplinas como el fútbol, no es tan conocida en Colombia, ni su práctica es tan habitual como la del fútbol. Y ese toque diferencial es lo que ha llamado la atención de las comunidades.
El béisbol ya se empieza a sentir en Cúcuta. Los profesores venezolanos ahora están creando escuelas de formación en los barrios para enseñar este deporte a los niños y adolescentes de la ciudad. Los alumnos venezolanos y colombianos intercambian experiencias y saberes en torno a esta disciplina, con tradición venezolana, en las canchas de fútbol de Cúcuta, porque no existen escenarios para su práctica.
Sebastián Solano de 12 años, señala que una de las cosas que más extraña de su natal Venezuela es la práctica de béisbol, sin embargo, hoy tiene una nueva oportunidad gracias a la formación que recibe en la escuela. “Practico béisbol hace 2 años en la escuela del profesor Francisco. Siempre he visto jugadores de béisbol de mi país y quise jugar también como ellos. Me gustaría ser pitcher como el venezolano Freddy García”, indica Sebastián, refiriéndose al pelotero venezolano que jugó con los Yankees de New York en el 2011.
Una práctica para la vida
Para los creadores de esta iniciativa, el objetivo es que muchos niños y jóvenes encuentren en este deporte una oportunidad para crecer y que puedan poner su enfoque en esta disciplina como opción de vida. Confirman además, que durante los últimos años, han visto un gran auge de menores colombianos queriendo aprender de béisbol y mucha receptividad por parte de las familias colombianas que quieren ver a sus hijos en este deporte.
“La integración de los niños colombianos y venezolanos ha sido muy buena ya que constantemente se comparten conocimientos, se impulsan unos a otros y se motivan en esta práctica”, señaló el profesor Francisco. El joven colombiano Juan Pablo Pérez, de 16 años, se interesó por el béisbol tras sus primeras prácticas en la academia y gracias a que sus compañeros venezolanos le enfundaron el cariño por el deporte.
“Antes, cuando no conocía el béisbol no me gustaba, pero cuando empecé a aprender nuevas cosas como batear y agarrar la pelota, me fue interesando y empecé a tomarle mucho cariño. De mis compañeros venezolanos he aprendido mucho, ya que ellos vienen de un país donde se practica mucho este deporte y me han brindado técnicas para tener un mejor nivel en el juego”.
La pandemia no acabó el sueño de las escuelitas de formación en los barrios
“Nosotros comenzamos en el 2017 en el proceso de orientación para las escuelitas de formación, la creación de los clubes y el trabajo para el reconocimiento deportivo de este deporte en Norte de Santander. Cuando ya teníamos el proceso listo la pandemia nos detuvo y nos afectó, pues se nos fueron muchos jugadores, muchos se regresaron a Venezuela y otras personas de Cúcuta decidieron no continuar con la formación”, dice el profesor venezolano.
Pese a esta circunstancia que cambio los planes de la escuela, el proyecto no terminó allí. En el 2021 lograron retomar las clases e incorporar nuevos jugadores y alumnos en las prácticas.
“Uno de los obstáculos que se presentó fue la llegada de la pandemia, por ese motivo tuvimos que suspender las clases. Luego de eso retomamos los entrenamientos y ahora tenemos clases dos veces a la semana. Yo también practico fútbol pero lo que me llamó la atención del béisbol, es que se pueden ocupar posiciones importantes. La interacción con los compañeros venezolanos ha sido buena porque nos ayudan a saber más de este deporte”, dijo el cucuteño Jonathan Hernández.
Un camino hacia la liga de béisbol
El profesor venezolano Francisco Suárez, quien actualmente también promueve la iniciativa de la liga de béisbol de Cúcuta, señala que se encuentran en el proceso del trámite de documentos para que la academia tenga reconocimiento deportivo.
Actualmente, hay cuatro clubes de béisbol reconocidos por los institutos de deporte y los cuales corresponden a los equipos conformados en diferentes sectores de Cúcuta.
El club Búfalos del barrio García Herreros, Rinos de Alto Pamplonita, Guerreros del sector Rudesindo Soto y el club más reciente que es Águilas de El Zulia. En estos clubes hay cerca de 150 niños quienes se forman y practican constantemente el deporte en intensidades horarias de dos a tres veces por semana.
“Basados en nuestra experiencia tanto deportiva como en la preparación, pues somos personas capacitadas y con conocimientos teóricos y prácticos del béisbol, hemos fortalecido la enseñanza de la disciplina y reforzando las prácticas”, añadió Suárez.
La academia recibe alumnos desde los cinco años y de acuerdo con las capacidades de cada uno de los menores, los orientan en las posiciones en las que deben jugar.
“Yo entreno béisbol desde los seis años, jugué hasta los 12 y al trasladarse mi familia a Colombia no seguí esa práctica, pues aquí no habían herramientas y sitios para jugar, es así que me dediqué al fútbol. Sin embargo, al encontrar esta academia, hallé la oportunidad de retomar de nuevo el béisbol que es insignia en mi país y que siempre he querido practicar. Trato de acompañar a mis compañeros en el aprendizaje, les hago correcciones en algunas jugadas y trato de enseñar lo que yo sé para que todos aprendamos”, dijo Luis Mendoza, joven venezolano de Carabobo quien lleva 4 años en Cúcuta.