Abdul Latif Muhamad Hernández es un venezolano de 47 años, nacido en Caracas. Es administrador de profesión y por años se dedicó al mantenimiento y extracción de grasa en cocinas de diversas cadenas de restaurantes.
Pero al igual que 92 mil de sus coterráneos, Abdul buscó en Cúcuta un lugar para volver a echar raíces con su familia, huyendo de la crisis económica y social que aqueja a Venezuela.
Su llegada a la capital fue hace 2 años. Desde entonces “he realizado aproximadamente 10 cursos virtuales del Sena y diplomado en la Universidad Simón Bolívar llamado NorteSantanderianidad”.
“Norte de Santander es una tierra llena de riqueza, de mucha cultura y sobre todo llena de muchas oportunidades y bendiciones para quienes empiezan una nueva vida en estas tierras", considera este migrante, por cuyas venas corre sangre colombiana y musulmana.
Y es que Muhamad es hijo de padre palestino y madre colombiana, por lo que habla árabe también y se defiende con el inglés. Tiene dos hijas: Kadiha, de 14 años y Samar, de 2.
Su emprendimiento: una repostería saludable
Abdul junto con su esposa Ana Quiroz, decidió emprender un proyecto llamado Jardín de Sabores, que es una repostería saludable, en la que el sabor tradicional es una constante.
Preparan famosos cupcakes, tortas, gelatinas y mantecadas. Con esta última creación, apuestan por conquistar el paladar de todos los nortesantandereanos.
“A nosotros nos pasó algo muy significativo que nos hizo cambiar un poco la idea de la repostería que se acostumbra a consumir, y es que, hoy en día el colombiano se está cuidando un poco más en el consumo de alimentos, Colombia posee un número significativo de personas que padecen de diabetes, y eso nos llevó a dedicarnos a preparar postres sin azúcar, baja en grasa, sin gluten y sin lactosa”.
Ellos preparan los postres en su propia casa, los distribuyen en escuelas, y a quienes les encargan a través de las redes sociales.
Actualmente forman parte de un grupo de emprendedores del programa Cúcuta Incluyente, Emprendedora y Solidaria, que Usaid y ACDI/VOCA ejecuta de la mano de la Cámara de Comercio de Cúcuta y el acompañamiento de la Universidad Simón Bolívar.
"Ha sido una gran experiencia porque nos han formado en la metodología Decido Ser, para desarrollar herramientas psicosociales, además de un acompañamiento de instructores financieros, para sacar adelante nuestra idea de negocios", aportó Abdul.
“Hay que dar el ejemplo”, la premisa de Abdul
Pese al cierre de frontera, Abdul piensa que Cúcuta es una ciudad llena de oportunidades, “pues el colombiano ha tenido que reencontrarse y el venezolano ha tenido que reinventarse. Esta crisis ha traído bendiciones. Tenemos que ser ejemplo ante nuestro hermano colombiano para que ellos apuesten por nosotros”.
Nacionalizado también como colombiano (por el vínculo de sangre con su madre), este emprendedor ha empezado a querer a Cúcuta tanto como la ciudad que lo vio nacer. Una de sus bendiciones es poder contribuir con la fundación Somos Luz. “En mi casa se dispone de un cuarto, donde todos los sábados se preparan alrededor de cien almuerzos para personas que viven en calle o para quienes llegan con hambre”.
También pertenece al colectivo cultural llamado Acción Poética Cúcuta, y forma parte de un proyecto “que estamos organizando sobre recuperación y preservación de la memoria histórica de Cúcuta en colaboración de varios entes”.
Mensaje de fraternidad
Abdul siempre recomienda a sus amistades y todos los venezolanos a nunca perder la fe: “Tengan esperanza, prepárense, capacítense. Las crisis no son para morir sino para generar oportunidades y Colombia es un país lleno de oportunidades, aprovechen esta oportunidad que se nos da, sé que hay algunos que pisan en falso porque no investigan, por eso les digo indaguen, no se queden con la duda”.