Gracias a su trabajo y dedicación, la Fundación Rostros diversos ha logrado beneficiar a más de mil personas de distintas poblaciones en condición de vulnerabilidad, con acciones que vienen desarrollándose desde hace más de 10 años, cuando se conformó la organización sin ánimo de lucro.
Aunque dentro de su nombre se da a entender el apoyo a la comunidad LGBTIQ+, la cual también se ha visto favorecida, la realidad es que migrantes, retornados, víctimas de diversos tipos de violencias y población de acogida, ha podido acceder tanto a sus capacitaciones como espacios de servicios.
Actualmente, han logrado llegar a más de mil personas luego de que “se montaran en la idea de tener una organización social sin fines económicos que contribuyera a restablecer los derechos humanos de la población diversa, pero también de toda la que los necesitara”, explicó Luis Edwin Patiño, representante legal de la organización.
Una de sus principales luchas, además de participar en espacios como por ejemplo La Mesa de Víctimas, ha sido la restitución y garantía de los derechos de las personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y quienes realizan actividades sexuales con fines comerciales, haciendo énfasis en el libre derecho al tránsito de la población transgénero que realiza este ejercicio.
Con la población atendida en talleres de prevención y promoción (PYP) del VIH, se han alcanzado hasta 240 personas que logran hacerse las pruebas para diagnóstico con el apoyo de la Fundación AHF, mientras que la población migrante que ha recibido asesoría y entregado sus solicitudes de diferentes índoles, superan los 600 casos exitosos, más su núcleo familiar.
El trabajo, que se realiza de manera voluntaria por personas de diferentes profesiones, ha logrado unir a 21 personas, quienes comenzar con esta idea que pretende seguir ayudando a los cucuteños, no solo con servicios y atenciones, sino también con la eliminación de la estigmatización y discriminación a poblaciones que han sido históricamente vulneradas.
Estos fines los han visto relegados en la Escuela de padres que se lleva a cabo con el fin de hablar sobre diversidad y no discriminación a la población LGBTQ, para que las nuevas generaciones puedan crecer libres de violencias y en ambientes familiares sanos que no repriman las orientaciones ni identidades de sus hijos, tal como lo señala Patiño, ya que el hogar es el origen de muchos aspectos que se reflejan en cómo crecen las personas y la manera en que se relacionan con el exterior.
“Lo hicimos de manera voluntaria, es decir, nunca fue con la finalidad de tener una organización para conseguir recursos, sino una organización donde cada uno tendría su trabajo independiente, pero que de manera voluntaria donaría su trabajo y sus acciones en pro del restablecimiento de los derechos”, finalizó Patiño.