Soñar asiste a niños y niñas colombo-venezolanos con cáncer en Cúcuta

La organización entrega mercados y medicinas a familias de los pacientes a pesar del confinamiento.
La fundación recauda recursos para los tratamientos de los niños con cáncer

La Fundación Soñar no conoce las limitaciones en tiempos de pandemia y sigue ayudando a los niños, niñas y adolescentes colombo-venezolanos que padecen cáncer en el Norte de Santander, ofreciéndoles apoyo integral a sus familias durante y después del diagnóstico de la enfermedad.   

Desde el 2015, Pilar Serrano junto con un equipo de voluntarios asumió la responsabilidad de ofrecer asistencia nutricional, asesoría legal, medicinas no oncológicas y actividades recreativas a los niños afectados, en un país donde los enfermos con cáncer, menores de 18 años, superan los 1.300 casos al año, según cifras aportadas por el Ministerio de la Salud.    

 El fenómeno migratorio extendido por la frontera tocó las puertas de esta organización, abriéndolas para atender también a los infantes de padre o madre de nacionalidad colombiana a partir del 16 de mayo de 2016, con su sede en el tercer piso del Hospital Universitario Erasmo Meoz en Cúcuta. 

 Los casos más frecuentes de cáncer se presentan en pacientes de 0 a 5 años, con diagnósticos de leucemia linfoide aguda, leucemia mieloide aguda y tumores sólidos, patologías que requieren quimioterapias y medicamentos focalizados para eliminar células cancerosas. Cuando estos casos necesitan un tratamiento más agresivo, son remitidos a un hospital de cuarto nivel porque en Cúcuta no lo hay. El más cercano está en Bucaramanga. 

 Aquellos niños nacidos en Venezuela de padres colombianos que requieran atención médica, la fundación los asesora para hacerlos ciudadanos colombianos en la Registraduría, inscribirlos en el Sisben y luego los afilian en una  EPS para que cuenten con la cobertura en salud.  Lamentablemente no existe en Colombia una ruta de atención a pacientes extranjeros con enfermedades crónicas. Solo cuentan con asistencia en urgencia, sin embargo, los remiten a otras organizaciones para canalizar los tratamientos.

Los interesados en vincularse como voluntarios pueden hacerlo dirigiéndose a la sede de la fundación y consultar los días para participar en las actividades como el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer Infantil, Día del Niño, Halloween, las cuales serán reprogramadas después del confinamiento.  

 

 

Niños compartiendo con la fundación

 

Donaciones en tiempos de pandemia

Debido al confinamiento del coronavirus, Serrano mencionó que la fundación cerró temporalmente hace cinco semanas por la seguridad de los niños, padres y empleados, pero aun así no han dejado de laborar los 12 voluntarios, la directora administrativa y su persona. El compromiso de no desamparar a los 39 pequeños (25 colombianos y 14 colombo-venezolanos), los mantienen activos buscando donaciones para entregarles kits de aseo, tapabocas, alimentos y medicinas.

“Ayudar a los migrantes ha sido una experiencia nueva, nunca pensamos en socorrer solo a los niños colombianos. Que vengan del país que vengan eso no importa, nosotros derribamos esas barreras geográficas para acogerlos y abrazarlos. Es una tarea titánica, pero sacaremos los recursos para que a ninguno de ellos le falte un plato de alimento en la mesa”, expresó la presidenta de la fundación, quien asegura además que esas dificultades las han enfrentado con entereza y optimismo.

El programa de recolección de Tapitas Plásticas, principal plan proveedor de recursos económicos de la organización, fue cancelado hace cinco semanas, provocándoles un duro golpe en las finanzas. Tienen otros ingresos menores, pero no los suficientes para mantener las atenciones básicas de los beneficiarios.  

A pesar de las limitaciones, la solidaridad se manifestado en estos días de encierro obligatorio. Han recibido de particulares, Alcaldía de Cúcuta y Cruz Roja Internacional del departamento, alimentos no perecederos, helados, dinero en efectivo, lo esencial para que una familia tenga un mercado balanceado de proteínas, vegetales, granos, carbohidratos y pulpas de frutas, una vez a la semana.  También piden en las droguerías los medicamentos que necesitan los niños para los efectos colaterales producidos por las quimioterapias y se las hacen llegar a sus familiares. 

Por medidas sanitarias, las actividades lúdicas-recreativas de la fundación están suspendidas hasta principios de junio. Solo permiten que los niños y niñas salgan de sus casas a las citas y controles médicos. Cada uno de los beneficiarios debe coordinar con su respectiva IPS la evaluación de los oncólogos ya que estas atenciones se encuentran activas e incluso la fundación les aporta dinero para el traslado en taxis.     

Han atravesado épocas muy duras en que los recursos faltaban, pensando dónde conseguirían el dinero, pero siempre llegaba un donante, un ángel. Antes de la pandemia se las ingeniaban para mantener en pie a la fundación con bingos, rifas, calendarios, siempre con la convicción de nunca dejarse derrotar por las adversidades.

Hoy esperan de brazos abiertos la colaboración de todos y cualquier aporte será de gran beneficio para estos niños. Quienes deseen colaborar pueden comunicarse con ellos a través del número 313-8891150. Pueden seguirlos en redes sociales

 

Los pequeños reciben atención médica