En el municipio de San José de Cúcuta, se implementó la campaña “Lo que las Mujeres No Queremos Escuchar, en Conexión con el Acoso Sexual Callejero”, que consistió en plasmar aquellas palabras, frases o gestos a las que se ven expuestas las niñas, adolescentes, mujeres migrantes, transmigrantes, refugiadas, personas LGTBIQ+ y cucuteñas, en los espacios públicos, semipúblicos y otros lugares donde las mujeres no tienen derecho al disfrute de la ciudad de manera libre y segura.
El objetivo de la campaña fue visibilizar y prevenir el acoso sexual callejero, entendiéndolo como una Violencia Basada en Género (VBG) que puede llegar a afectar a las niñas, adolescentes y mujeres adultas, migrantes, transmigrantes, refugiadas y pertenecientes a comunidades de acogida, que se encuentran en territorio fronterizo como lo es la capital nortesantandereana, la cual limita directamente con Venezuela.
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Con el lema “Espacios públicos seguros para mujeres, son espacios seguros para todas y todos”, esta campaña logró situar buzones color violeta en sitios estratégicos de la ciudad durante 3 meses y 19 días, contando con 15 puntos de apoyo y nueve organizaciones e instituciones que acompañaron el proceso desde sus espacios.
La campaña fue implementada desde la Secretaría de Equidad de Género, en articulación con la Secretaría de Gobierno, Departamento Administrativo de Planeación, Secretaría de Desarrollo Social y el Proyecto Integra de USAID, con el apoyo de organizaciones de la sociedad civil como Asociación Deredez, Fundación Moiras, Casa Cultural Frontera Morada, Fundación Frida Kalo, Restaurando Vidas ONG, Corporación Dorcastex, Corporación Minuto de Dios, de igual manera, en las jornadas de Sembrando la Migración se instaló un buzón viajero para recoger las narrativas en los distintos barrios de la ciudad.
Dentro de los resultados, se encontró que el 40% de las mujeres migrantes venezolanas que participaron en los espacios de sensibilización, manifiestan haber sido acosadas sexualmente a razón de su nacionalidad, sus cuerpos son hipersexualizados y cosificados en razón, no solo de su género sino también por su nacionalidad. Esto está conectado a imaginarios y prejuicios que se han construido sobre las mujeres migrantes provenientes de Venezuela, por lo que una de las acciones para prevenir el acoso sexual callejero es transformar estos prejuicios y narrativas.
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“Una vez iba para mi casa, era un poco tarde, estaba en casa de una amiga, no pedí un carro porque era cerca. En el camino un ‘indriver’ se me acerco y empezó a decirme cosas, intenté ignorarlo, pero no podía porque él me ponía el carro en frente, deteniéndome y sacándome del camino, me asusté mucho cuando se detuvo, se bajó para quererme dormir, me puso algo en la boca y nariz, de ahí quedé traumatizada”, señaló una mujer de comunidad de acogida, con una edad entre los 15 y 19 años.
Así como ella, 261 personas participantes en los diferentes espacios donde se instalaron los buzones de la campaña contaron sus historias relacionadas con el acoso sexual callejero, que dejaron evidencia de las narrativas no apropiadas utilizadas para referirse de manera despectiva a las niñas, adolescentes y mujeres adultas, mujeres transmigrantes, refugiadas y comunidades que acogen, con riesgos e impactos diferenciados para mujeres migrantes, pero que afecta a todas las mujeres en general.
El 33% de los casos de acoso identificados durante la campaña, se ejercieron en contra de personas jóvenes con edades por debajo de los 25 años, el que el 37% de las mujeres migrantes venezolanas que reportaron casos de acoso también se encuentran en este rango de edad.
Entre enero y mayo de 2023, tal como lo revelaron las cifras arrojadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Norte de Santander alcanzó, con respecto a casos relacionados con VBG, 363 respecto a violencia intrafamiliar, de los cuales 229 se dieron en un contexto sentimental y de pareja, y en relación con delitos sexuales, fueron 132 exámenes médico-legales que se realizaron a mujeres de la región por presunción de abusos.
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La campaña para expresar lo que no queremos escuchar en conexión con el acoso sexual callejero en San José de Cúcuta, logró identificar las diferentes narrativas con las que se ha naturalizado la violencia contra las niñas, adolescentes, mujeres adultas, mujeres transmigrantes, refugiadas y cucuteñas, que aunque a primera vista parece solo lenguaje, palabras o gestos vienen cargadas de un trasfondo machista y dinámicas de poder que limita su movilidad y, por ende el disfrute pleno de los espacios públicos.
Uno de los términos más utilizados de forma despectiva para acosar a las mujeres que deciden salir de Venezuela en busca de nuevas oportunidades, es el conocido como “veneca”, tal como lo dejaron saber las mujeres migrantes que participaron en los talleres de sensibilización, pues de las 98 mujeres migrantes venezolanas presentes, 34 manifestaron haber recibido acoso verbal utilizando la palabra “veneca”.
Para contrarrestar las narrativas despectivas dirigidas a niñas, adolescentes, mujeres adultas, mujeres transmigrantes, refugiadas y cucuteñas, se realizaron foros y conversatorios con el propósito de sensibilizar y prevenir sobre el acoso sexual callejero como una Violencia Basada en Género, que permita minimizar los riesgos y/o barreras para una movilidad segura, libre, cómoda y adaptada a las necesidades de las mujeres en los espacios públicos.