Cúcuta ha sido una de las ciudades de Colombia que más ha acogido a la población migrante venezolana, de hecho hoy representan el 27% de la población total de la ciudad, con 219.415 personas con vocación de permanencia.
La ciudad se ha convertido en la tercera, en todo el país, en acogida de esta población y ha desarrollado procesos de cohesión social dignos de mostrar.
Para hablar de estos procesos, se hizo el conversatorio ‘Cúcuta la ciudad integradora’, en el cual se profundizó sobre los avances y oportunidades que ha traído el proceso de movilidad humana venezolano desde los enfoques: cultural, económico, social, educativo, de género.
El espacio impulsado por el proyecto Integra de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID en asocio con el Diario La Opinión en el marco del convenio Estoy en la frontera de Cúcuta: una apuesta por la integración, se realizó el pasado jueves en el hotel Holliday Inn.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de los organizadores: Cristian Verbel, CEO del Diario La Opinión y el Grupo empresarial Catalítico, y Fernando Calado, director Oficina Respuesta e Integración para Población Migrante Venezolana del Proyecto Integra.
“Para mí es un honor dar la apertura a este evento y en nombre del Grupo Catalítico y del Diario La Opinión reafirmar nuestro compromiso para que Cúcuta sea una ciudad integradora (…) Esta ciudad ha demostrado ser un ejemplo inspirador de acogida y solidaridad, un ejemplo para Latinoamérica, y yo diría que inclusive para el mundo, que enfrenta grandes crisis migratorias, especialmente en un contexto desafiante, donde nuestras fronteras y nuestras estructuras sociales se ven seriamente comprometidas y afectadas.
Como comunidad hemos respondido con empatía y determinación, reconociendo el potencial y las oportunidades que la diversidad nos ofrece. Hoy más que nunca es crucial que trabajemos juntos para construir una ciudad inclusiva, donde cada individuo tenga la oportunidad de prosperar y contribuir al desarrollo colectivo”, enfatizó Verbel.
Por su parte, Calado manifestó la gratitud con el municipio y el Diario por sus esfuerzos en liderar iniciativas que permitan avanzar en los temas de integración. “Es fundamental reconocer que Colombia es un país de origen, tránsito y destino de los migrantes, y que Cúcuta es una ciudad en donde tanto migrantes venezolanos como población colombiana conviven de una manera histórica”.
Visión municipal
El evento se desarrolló en dos partes: la primera, denominada Cúcuta integradora, la cual contó con la participación del alcalde, Jorge Acevedo, quien habló sobre las oportunidades que representa para esta administración mantener una política migratoria acorde y donde se trabaje en pro de la inclusión.
Acevedo sostuvo que la población venezolana regularizada y que reside en Cúcuta no es considerada como un grupo aparte, sino que ya son tratados como otros habitantes más de la ciudad.
“Nosotros hoy tenemos disposición de escuchar a las comunidades para construir un plan de desarrollo que vaya encaminado a lo que la ciudad necesita (…) Además, acabamos de tener un reunión con USAID donde nos escuchábamos y la idea es dejar todas las líneas de trabajo de ellos en nuestro plan de desarrollo para no perder esa cooperación sino para fortalecerla”, precisó el alcalde.
Para Acevedo las personas provenientes de Venezuela con vocación de permanencia en Cúcuta son parte de su población, y puntualizó que trabajan sin mirar la nacionalidad.
Otros sectores
La inclusión social como premisa en la ciudad, este fue el nombre de la segunda parte del conversatorio y donde un grupo de panelistas de cada sector en Cúcuta habló sobre los procesos de integración, entendiendo que esta integración es un mecanismo para promover la convivencia social y el desarrollo local.
En este momento participaron: Francisco Unda, director regional de la Andi Norte de Santander; Jesús Maldonado, rector de la Institución Educativa Simón Bolívar; Carolina Ramírez Martínez, de la Universidad Simón Bolívar; Tatiana Silva, directora Ejecutiva Acodres Regional Norte de Santander, y María José Fajardo, directora de la Academia Musical In Crescendo.
Unda resaltó que en el gremio que él lidera ese proceso de inclusión se ha dado de forma natural y sin mayores complicaciones y esfuerzos. Señaló que ellos han trabajado de forma transversal y donde no solo los migrantes han sido incluidos, sino también las poblaciones más vulnerables.
Por su parte, el profesor Maldonado explicó que cuando comenzó el proceso migratorio el Ministerio de Educación flexibilizó el tema de los requerimientos para incluir a los niños en el sistema de matrícula, pero en este momento es importante darle al estudiante una seguridad, y resaltó que para ello las familias de estos niños también deben contar con los procesos de regularización.
La investigadora de la Unisimón explicó las dinámicas sociales que se han tejido en la frontera tras el proceso de movilidad como las relaciones sociales positivas y el apoyo mutuo, las relaciones de trabajo cuando se tienen objetivos comunes que alcanzar, el sentido de solidaridad y confianza que se han establecido.
Pero, también, recomendó a las administraciones municipales que reciben estas poblaciones planes y programas que tengan un enfoque de integración poblacional, de desarrollo transfronterizo y donde se incorpore en los dichos proyectos indicadores de capital social.
Mientras que la representante de Acodres en Norte de Santander detalló en cifras como este sector ha visto una gran oportunidad en la migración venezolana. Explicó que en Cúcuta hay 3.621 empresas en el sector gastronómico y de bares, y 6.255 en el departamento.
“El 73,9% de las empresas tienen personas venezolanas laborando, y de este grupo 53,6% tienen entre 1 y 2 trabajadores y el 46,4% tienen de tres trabajadores en adelante”, detalló.
Silva refirió que el año pasado se crearon 98 empresas de personas naturales venezolanas y 5 como figura jurídica.
La directora de la Academia Musical In Crescendo resaltó el hecho de cómo las artes han sido propiciadoras de los procesos de integración en la frontera, donde convergen un sin número de academias, donde niños, niñas, adolescentes y adultos están trabajando para unir dos culturas con tantos puntos de encuentro, como la colombiana y venezolana.