Pasar la frontera, llegar a un país que no es el suyo, aterrizar en otra cultura, atravesar miedos, incertidumbre, ansiedad, desinformación y desconocer qué viene en adelante es el sentir del venezolano que migra por cualquiera de los 2.219 kilómetros de la frontera entre Colombia y Venezuela.
Mitigar estos procesos y apoyar la integración social y económica que viven en la actualidad miles de migrantes, refugiados y colombianos retornados en el país es el objetivo del portal Estoy en la Frontera, que hoy llega a su primer año.
Esta plataforma informativa y de orientación para las regiones de Norte de Santander, Arauca y La Guajira es liderada por el Diario La Opinión con el apoyo de Usaid, Open Society Foundations, Acdi Voca y Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Desde su inicio, Estoy en la Frontera consolidó varios canales de orientación y de atención, a través de los cuales 14.850 personas han recibido información útil, precisa y confiable, que les facilitó la toma de decisiones y ayudó a romper con las brechas de desinformación que venían sufriendo en sus procesos de integración en estos territorios.
Por medio del chat en línea de la página www.estoyenlafrontera.com y en tiempo real 8.967 personas han recibido orientación, lo mismo ha ocurrido por el WhatsApp por medio del cual 3.370 han sido atendidos por los asesores, que han conocido de primera mano cuáles son sus inquietudes, preocupaciones, experiencias, metas y trabas para acceder a algún derecho fundamental para la construcción constante de información de servicio que les permita resolver estas inquietudes diarias.
Un camino de soluciones
Marian es una venezolana radicada en Cúcuta. Ella, con siete meses de embarazo, no sabía a dónde acudir para hacerse los controles prenatales, hasta que entró en contacto con Estoy en la Frontera. “Una amiga en Medellín me dio el número de Estoy en la Frontera, pues me dijo que ustedes me podían ayudar porque estoy embarazada. En los hospitales que ido cobran mucho y lo que gana mi pareja no alcanza”, consultó a la línea del WhatsApp.
Esta joven venezolana fue asesorada por el equipo y actualmente está recibiendo los controles médicos a través de una de las agencias de cooperación internacional en la ciudad.
Así como Marian, Luis Bracho un venezolano que caminó desde Perú hasta La Parada contó cómo recibió la orientación desde el portal.
“En Bogotá decidí seguir sólo y con Dios, ya en el camino si conseguí otro maracucho y así fuimos hasta La Parada (Villa del Rosario). Allí estuvimos en la calle durante 9 días hasta que enfermé, fiebre, diarrea, agotamiento físico y dolor de cabeza. Notando esos síntomas, unos amigos en Perú hicieron una colecta y me enviaron $30 que usé para alquilar un cuarto junto a mi paisano, que me atendía”, explicó.
Detalló que cocinaba, compraba medicamentos para el malestar y estaba pendiente de los listados en La Parada para regresar a Venezuela. “Yo trataba de conseguir una consulta médica por WhatsApp y fue donde conseguí el número de Estoy en la Frontera y donde recibí toda la orientación e información. Por medio de ellos ubiqué a la doctora de la ONG Cisp que me recetó el tratamiento que me llevaron al día siguiente, y además me dieron una ayuda de 100 mil pesos, que utilicé para la comida y para el refugio. Mis síntomas fueron desapareciendo y fui mejorando hasta que llegó el día de cruzar para Venezuela”.
A los canales de atención escriben y consultan personas de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile, EE.UU., por distintos motivos: regularización migratoria, educación, salud, compra de medicamentos, remesas, ayudas humanitarias, entre otros.
Este proyecto de periodismo de servicio y soluciones, integrado por periodistas colombianos y venezolanos, ha registrado a lo largo de este año más de 257.224 usuarios únicos en la plataforma y ha documentado 67 historias de vida que son ejemplo de superación e integración.
La directora del Diario La Opinión, Estefanía Colmenares Hernández, enfatizó que gracias a estos canales de atención se han identificado las principales necesidades que tienen tanto migrantes, refugiados y colombianos retornados para poder construir rutas de servicio con énfasis en asuntos esenciales como regularización migratoria, salud, educación, planes de atención para retornados, rutas para el reconocimiento de la condición de refugiado e historias de vida y de integración, en los que la resiliencia, el trabajo mutuo y la empatía son la constante.
“Estamos convencidos de que la información salva vidas, y en ese sentido, el periodismo en clave de servicio y la orientación que se ha brindado a miles de venezolanos ha sido nuestro mayor aporte a las difíciles condiciones que muchos enfrentan en su proceso de llegada y acogida en Colombia”, dijo Colmenares.
Destacó el trabajo articulado con las agencias de cooperación que hacen parte del Grupo Interagencial de Flujos Migratorios Mixtos (Gifmm) que trabajan en estas tres regiones, con organizaciones de venezolanos y otras entidades que tienen como propósito ayudar a la población migrante y propiciar una integración con la comunidad de acogida. Son más de 40 instituciones, fundaciones y asociaciones que laboran en alianza con y para la población objetivo de este proyecto.