Sebastián Camacho, un líder nato para Colombia Uno, una periferia de Cúcuta

Ha trabajado por reconstruir el tejido social de su barrio y darle una mejor infancia a los niños.
Sebastián Camacho
Escrito Por:
Lineth Sanguino

 

Todos los días Sebastián Camacho, líder comunitario de Colombia Uno, con tan solo 33 años de edad, realiza un arduo trabajo para continuar construyendo un mejor lugar en el que los niños y niñas migrantes y colombianos, puedan recrearse libremente dentro de sus propios espacios de cotidianidad, en barrio Colombia Uno, donde ha vivido toda su vida.

Desde niño, creó un sentimiento de pertenencia por la periferia que lo vio crecer y las situaciones de violencia y hostilidad que vivió a manos de los grupos armados de la ley que se encontraban inmersos en las calles de esta comunidad, a medida que fueron pasando los años fue tomando una voz de líder con la finalidad de defender su territorio y  a las personas que lo habitan. 

Su principal motivación son los niños que a falta de oportunidades económicas no pueden acceder a las actividades educativas, de ocio y entretenimiento a las que deberían estar vinculados para desarrollarse libre y sanamente, sin miedo a ser heridos o terminar en prácticas que afecten sus proyectos de vida como el consumo de drogas, ventas ilícitas u otros contextos de violencia. 

Cada semana, los viernes a las seis de la tarde, Camacho se dirige hacia el Salón Comunal, que se usa para realizar actividades en pro de las personas del sector y además considera uno de sus lugares favoritos porque en él siente que deja su semilla para el crecimiento y desarrollo de Colombia Uno.

Una vez en la instalación llena de carteleras, murales y libros, coloca un proyector y espera pacientemente a los niños mientras arregle y limpia el lugar que será testigo de “Niños al Cine”, una iniciativa que organiza para que los niños vean películas y compartan juntos para reflexionar sobre distintos temas sociales con un gran mensaje. 

Por cuestiones de la vida, la carrera que estudió fue ingeniería de alimentos y de hecho aún trabaja vendiendo yogures que vende bajo en cargo como un emprendimiento familiar que le ayuda a solventar las necesidades de su hogar, mientras simultáneamente labora en el sector público con la Alcaldía Metropolitana. 

A pesar de que su área de estudio no estuvo inclinada por las humanidades, lo cierto es que con más de cinco años de experiencia en el área social, “Niños al Cine” es una de las tantas actividades e iniciativas que él ha impulsado, entre ellas está una escuela de futbol, música, aunque la última es difícil de sostener dado el costo que tiene contratar a un instructor de música. 

Camacho, comenta que su lugar preferido en toda la periferia, aún más que el Salón Comunal, es la cancha, porque como señala, esta antes era “un lugar donde reinaba el terror y ahora ha sido tomada por los pequeños y se hacen otras actividades. Ya no es una zona de guerra y eso es bastante chévere”. 

“Simplemente, hago cosas que siento que son correctas, ser líder social es más como una nominación que le ponen a uno que una percepción que tenga de mí, pero sí, podría decirse que soy un líder”, enfatizó Sebastián. 

Considera, también, que no es una persona terca, pero si se le preguntara a cualquier de sus amigos de él dirían que no tiene sentido en ese sentido, porque cuando algo se le mete en la cabeza lucha hasta alcanzarlo, superando cualquier obstáculo que le interponga en su camino.

Esa perseverancia y gallardía es precisamente la que contribuyó a que uno de sus mayores logros haya sido realizar un concierto a gran escala con numerosas entidades, como una muestra de defensa ante las amenazas que se estaban llevando a cabo por grupos armados al margen de la ley.

La integración comunal que han hecho posible las acciones de este hombre, de aproximadamente 1.69 cm, es una muestra de que cuando se hace con amor, las personas, independientemente de su nacionalidad, pueden unirse y hacer cosas impresionantes juntos, desde la multiculturalidad, la empatía y la solidaridad.