Colombia Uno es uno de los barrios que se encuentra ubicados en las periferias de Cúcuta, la capital de Norte de Santander, en donde diariamente el flujo migratorio hace parte de la vida de sus habitantes, que han recibido a aquellas personas que deciden por diversas razones cruzar la frontera.
Allí, justo en el Salón Comunal del barrio, se realizan innumerables actividades que se dirigen a toda la población con el fin de impactar la vida de las personas de escasos recursos que desean capacitarse o acceder a espacios de entretenimiento de manera gratuita.
“Niños al cine” es una de estas iniciativas que se ha propuesto brindar a los niños y niñas de la zona una alternativa de integración y diversión de forma sana, para así, luego de cada pieza cinematográfica, otorgarles un mensaje de construcción positivo y cargado de buenas energías que incentive a los niños en su proyecto de vida.
Cada semana, a las 6 de la tarde de un jueves o viernes, llega en su moto un líder social con un morral grande y pesado en su espalda en el que trae un videobean, país pira y su computador portátil personal, abre las puertas del salón que se encuentra lleno de murales, tableros, afiches con mensajes escritos por la comunidad e informaciones generales sobre diferentes temas.
Barre la zona en la que se dispone posteriormente a colocar las sillas para los niños que van llegando por grupitos luego de su jornada escolar, y se prepara para instalar en una mesa de plástico todos los aparatos necesarios para colocar a proyectar la película en una pared blanca del salón.
Los niños, a la expectativa de qué película verán, preguntan y tratan de adivinar entre ellos cuál sería la opción de esta semana y juegan al rededor de todo el salón hasta que todas las luces se apagan y empieza la función.
El líder, que ha vivido toda su vida en el barrio, comenta que todo esto se hace autogestionado por él, porque cree fielmente que estas actividades alejan a los niños de las situaciones de violencia y maltrato que pueden a veces suceder en zonas donde no en muchas ocasiones existen oportunidades para todos y han sido duramente afectadas por el conflicto armado colombiano.
Muchos niños llegan de Venezuela o retornan junto con sus padres y luego de ello tienden a experimentar sentimientos de tristeza o depresión luego de atravesar los pasos fronterizos que los separan de su antiguo hogar, lo cual es propio del duelo migratorio, por lo que estas actividades ayudan a que se sientan como en casa y comiencen a sentirse cómodos y seguros.
Aunque no siempre se cuenta con los recursos para brindarles a los niños una merienda durante la proyección, no ha sido impedimento para que puntualmente se presenten a la actividad, porque lo que les interesa es compartir y pasar un buen rato junto con amigos y compañeros.
Cuando termina el acto, una vez reflexionado con el mensaje, todos se despiden y corren hacia los brazos de sus padres que se van acercando a esperarlos en las puertas de la instalación para recogerlos y llevarlos a casa nuevamente a hacer sus tareas y descansar del día.
Para el organizador de esto, es importante que se sigan realizando estos espacios y pide a la comunidad en general que contribuyan a continuar con este proceso tan lindo y solidario, no solo con donaciones, sino también con apoyo en la organización y promoción al llevar los niños.
